lunes, 13 de diciembre de 2010

El comienzo de una gran amistad

Corría el año 1936 cuando Leslie preparaba una de sus películas: El bosque petrificado. El actor poseía los derechos de esta exitosa obra de Broadway para su adaptación cinematográfica.

En plena negociación con Jack Warner, sugirió a un gran amigo para el papel de Duke Mantee. Se trataba de un actor con el que habría coincidido trabajando en el teatro y cuya carrera cinematográfica no acababa de despegar. Y es que, a pesar de cosechar cierto éxito sobre las tablas de Broadway, no parecía encajar con los canones masculinos exigidos por el cine de la época. Rudo, descuidado, con cierto aire de matón... contaba 37 años y  seguía a la espera de la oportunidad de su vida. 

Leslie pensó en él inmediatamente y logró hacer cambiar de opinión a Warner, quien apostaba por Edward G. Robinson para el papel. La película resultó ser un éxito y la crítica se desató en elogios hacia este actor, quien parecía haberse inspirado en John Dilinger para ofrecer una magistral actuación.

A raiz de este hecho su carrera despegó y le sucedieron grandes éxitos. Siempre estuvo agradecido a Leslie por haberle ayudado y quiso que su hija llevara su nombre. De esta forma, El bosque petrificado marcó para siempre la consagración de una gran amistad: la de Leslie Howard y Humphrey Bogart.

                                                                    Escena de El bosque petrificado (1936)



Leslie Bogart juega con su madre, Lauren Bacall






No hay comentarios:

Publicar un comentario